El lunes, bajate el nuevo especial....
Al flaco… dale gracias es una obra de arte multilenguaje concebida a modo de homenaje, realizada a modo de leyenda romántica.
Todo en el resultado final de ese homenaje remite a la concreción de un ideal romántico, en un mundo que cada vez tiene menos lugar para la concreción de aquello que hace humano al hombre.
Luis Alberto Spinetta encaja en este homenaje en una doble dimensión. En primer lugar es la causa. Su obra y su coherencia son merecedoras de la atención del hombre, en forma genérica.
Su obra es arte puro. Arte desde cualquiera de los alcances del término. El arte excede a los idiomas, las regiones y los tiempos. Es la más pura de las características de humanidad. Humanidad tan desconocida y evitada por el hombre que usualmente lo hace parecer divino.
Y su coherencia como denuncia de la más grande de las fallas de la cultura global. La mercantilización de la vida, dando precio a las condiciones de humanidad de las personas al fin de transformarlos en elementos necesarios a un orden abstracto pero omnipresente, haciendo que la idea y el acto individual de millones de habitantes del globo vallan por caminos distintos, incoherentes a la naturaleza de cada uno de ellos.
La segunda dimensión tiene que ver con la consecuencia. Luis Alberto Spinetta fue el disparador de un trabajo que unió a personas de distintos oficios, de distintos lugares y tiempos, tras un ideal inicial de agradecimiento que mutó hasta convertirse en arte en si.
La idea de darle gracias a Luis Alberto Spinetta se decidió en un instante. Que al hacerse arte se eternizó. El preciso instante en que el arte ataca.
Agustín Elordi.
Todo en el resultado final de ese homenaje remite a la concreción de un ideal romántico, en un mundo que cada vez tiene menos lugar para la concreción de aquello que hace humano al hombre.
Luis Alberto Spinetta encaja en este homenaje en una doble dimensión. En primer lugar es la causa. Su obra y su coherencia son merecedoras de la atención del hombre, en forma genérica.
Su obra es arte puro. Arte desde cualquiera de los alcances del término. El arte excede a los idiomas, las regiones y los tiempos. Es la más pura de las características de humanidad. Humanidad tan desconocida y evitada por el hombre que usualmente lo hace parecer divino.
Y su coherencia como denuncia de la más grande de las fallas de la cultura global. La mercantilización de la vida, dando precio a las condiciones de humanidad de las personas al fin de transformarlos en elementos necesarios a un orden abstracto pero omnipresente, haciendo que la idea y el acto individual de millones de habitantes del globo vallan por caminos distintos, incoherentes a la naturaleza de cada uno de ellos.
La segunda dimensión tiene que ver con la consecuencia. Luis Alberto Spinetta fue el disparador de un trabajo que unió a personas de distintos oficios, de distintos lugares y tiempos, tras un ideal inicial de agradecimiento que mutó hasta convertirse en arte en si.
La idea de darle gracias a Luis Alberto Spinetta se decidió en un instante. Que al hacerse arte se eternizó. El preciso instante en que el arte ataca.
Agustín Elordi.